El duelo

El duelo

Tras la pérdida de un ser querido, las personas podemos reaccionar de maneras muy diversas, pero todos y todas necesitamos más o menos lo mismo.

Hay personas que de manera consciente o inconsciente tratan de reprimir sus emociones para llevarlo de la “mejor forma posible” manteniéndose constantemente ocupados para no pensar en ello; o deshaciéndose rápidamente de todo el papeleo y bienes personales de la persona fallecida. Otras personas pierden el sentido de su vida y no quieren continuar. Otras se mantienen en estado de shock durante un largo periodo de tiempo. Estas sólo son algunas de las reacciones que las personas podemos tener ante la pérdida, hay miles y muy variadas, sin embargo, la que está empíricamente comprobada que funciona es la que permite avanzar por las diferentes etapas del duelo.

No debemos tratar de evitar sentirnos mal o enfadarnos con las personas que nos rodean al estar tristes porque, aunque parece que a corto plazo evitamos un mal rato, a largo plazo nos generará un nivel de ansiedad muy elevado que derivará en otros problemas psicológicos, como miedos irracionales, auto exigencia extrema, hábitos o conductas no saludables, obsesiones, etc., además de no superar la pérdida.

Es vital que podamos expresar nuestras emociones con libertad pero de manera saludable, y usemos las herramientas necesarias para ello. Debemos saber gestionar y comprender nuestros pensamientos, conductas y emociones en este momento tan difícil.

El apoyo de familiares y amigos es de gran ayuda en estos momentos. Las personas que nos apoyen deben escucharnos sin juzgar nuestras opiniones o sentimientos, y respetar nuestro espacio y tiempo.

Es importante también saber cómo encargarnos del duelo de nuestros hijos, cómo se lo contaremos, cómo gestionar sus emociones y las nuestras delante de ellos, cómo contestar sus múltiples preguntas etc. Si pensamos que no tenemos las habilidades para encargarnos de nosotros mismos o de las personas a nuestro cargo, debemos pedir ayuda a un profesional, ya que son momentos críticos en nuestra vida y la de nuestros hijos.

Todo ello hará que podamos trabajar y superar esta pérdida, evitando así que surjan problemas psicológicos adicionales.

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